“Las flores del rincón”, las mujeres que sobrevivieron a Bernarda Alba

¿Qué ocurre con las mujeres de la casa de Bernarda Alba 20 años después del suicidio de Adela? Con esta pregunta podría dar comienzo la obra de teatro que ha estado durante tres días representándose en El umbral de las Primavera, un nuevo espacio en Lavapiés (Madrid).

“Las flores del rincón” está dirigida por Mercedes Fink Bräu e interpretada por Susana Álvarez, Lucía González, Sara Pardo y María Gento.

Aforo completo y butacas repletas para contemplar una obra que parte de la España de 1956 para hablar de la familia, la violencia, la represión… Una obra dura y emocionante a la vez, con grandes escenas visualmente muy potentes y emocionantes.

Las tres hermanas supervivientes, Magadalena, Amelia y Martirio luchan por sobrevivir en un contexto adverso como mujeres libres. La libertad sexual es reprimida y castigada, el ser una mujer soltera se considera un agravio, y sólo en la intimidad de la casa pueden ser un poco más libres. Lo son para fumar, para reír, para llorar, para burlarse de aquellos que las reprimen… Destaca la magnífica figura de Poncia, la más mayor y que protege a las demás y les insufla el deseo de no perder la esperanza de querer ser libres.

La violencia que sufren las mujeres, cuya cabeza visible en la obra es Pepe el Romano, se manifiesta a través de violencia física, abuso sexual, represión política… Unas mujeres que sólo pueden liberar sus temores en la complicidad que se crea entre hermanas y amigas.

La España que reprimió a todas aquellas que anhelaban ser libres se muestra aquí sin tapujos, con un guión lleno de emociones. En uno de los momentos, cuando quieren acudir a la procesión de la Virgen, Poncia carga contra la España que le teje mantos de oro a la escultura mientras el pueblo pasa hambre; o la imagen de Martirio (casada con Pepe el Romano) sostenida por sus hermanas como símbolo de quienes cuidan de ella (y entre ellas), es de las más potentes en estas “flores del rincón”.

Una obra de teatro emotiva, que incluso provoca alguna lágrima y mucho orgullo por las que tuvieron que lidiar con un sistema represivo y machista que las condenaba a no poder ser quienes quisieran ser, en libertad.

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